sábado, 18 de junio de 2016

INEDITOS HASTA HOY

De acuerdo a la definición común de los diccionarios, inédito es algo que no ha sido nunca publicado o dado a conocer al público.

Cuando no sabía más allá de Dios como ser supremo, sus palabras y su verdad eran para mi desconocidas. En mi corazón ni existía conocimiento alguno de la palabra de Dios. Ahora bien, la palabra no era inédita, pues mucha gente  tocó las puertas de mi corazón, en el nombre de Jesús,  pero nunca les abrí.

He aquí mi propósito con este tema. Para los cristianos, la palabra de Dios ha sido publicada,  y somos portadores de ellas con el privilegio y responsabilidad de practicarla. Sin embargo hay atesoramiento y acumulación avara de la palabra cuando la retenemos y decidimos no publicarla para aquellos a los que les permanece inédita.

Para que la verdad de Dios manifieste su poder de liberación debe ser obviamente publicada. La gran Comisión, no puede llevarse a cabo mientras la palabra que libera permanezca oculta, e inédita.

El Portador de la palabra, debe pregonarla para encontrar demandantes de la misma. Debo publicar lo que deseo que sea conocido.  Por tanto no puedo ser un Cristiano inédito. La gente de mi entorno debe saber que soy seguidor y servidor de Cristo. Mi actitud debe ser mi principal medio de comunicacion, mi estilo de vida y el amor de Cristo, en mi, no puede pasar desapercibido. No puedo ser un Cristiano secreto. Es casi imposible que, una vez revelado el amor del Padre por mi, pueda yo permanecer callado.

Recomendamos restaurantes, servicios domésticos, marcas de ropa y otras cosas, tipos de comidas, lugares y demás. Cómo no recomendar la palabra de Dios a aquellos que sabemos, tienen necesidad de ser libres de tanta mentira del mundo?

Quizás sea un problema de comunicación, pero también un problema de identidad. Cuando me cuesta relacionarme con otros seres igual que yo, se me obstaculiza trasmitir o comunicar a Cristo como único sanador,  proveedor  y liberador; ya que me será difícil detectar la necesidad de la gente que comúnmente comparte conmigo. Es un problema de comunicación porque no se puede entender como alguien tan bueno y de bendición no pueda ser aceptado por la gente de nuestro hablar diario y rutinario. Por otra parte, puede que me avergüence decir que soy cristiano. Muchos lo ven como señal de debilidad, y sienten pena decir que sirven al Rey de Reyes. Alguien que no tenga identidad de hijo de Dios, difícilmente puede hablar de las maravillas y bendiciones a las que tengo acceso en el Reino. La mentalidad de hijo es necesaria para predicar las buenas nuevas del Reino, sin esta mentalidad terminaré escondido para no hablar de una palabra de Dios  que me cuesta creer.

El Señor ha dicho "si mi pueblo, que lleva mi nombre , se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra."
2 Crónicas 7:14

Pero, para que el pueblo tenga acceso a esta promesa es necesario que lo que recibimos gratuitamente lo demos de Gracia, con denuedo y convencidos de que el pueblo desconoce del Amor y nosotros tenemos Amor de sobra para entregarles por medio de Jesucristo.

Si alguien se avergüenza de Jesucristo y de sus palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria. No nos avergoncemos del Evangelio porque es poder de Dios para salvación. Pablo escribió a Timoteo: Así que no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni tampoco de mí, que por su causa soy prisionero. Al contrario, tú también, con el poder de Dios, debes soportar sufrimientos por el evangelio . Por ese motivo padezco estos sufrimientos. Pero no me avergüenzo, porque sé en quién he creído, y estoy seguro de que tiene poder para guardar hasta aquel día lo que le he confiado."

Hermanos y amigos demos a conocer los diseños de Dios a esa comunidad que necesita de Dios, que busca desesperadamente un camino hacia El, publiquemos el camino, la verdad y la vida. Escribamos la visión para que la gente corra, segura, a la tierra prometida.

Lo inédito de Dios se publica para que todos conozcan sus instrucciones y puedan mantenerse fieles a Dios y adicionalmente sepan que "Tanto el que santifica como los que son santificados tienen un mismo origen, por lo cual Jesús no se avergüenza de llamarlos hermanos," Hebreos 2:11 NVI