viernes, 17 de julio de 2015

APS DE LAS RELACIONES




 Como seres humanos necesitamos relacionarnos, solos no podemos formar equipos, no podemos formar familias. Las relaciones interpersonales nos ayudan a alcanzar propósitos en la vida. Siempre vamos a necesitar de alguien para lograr nuestras metas: de nuestros padres, del  vecino, del amigo, del compañero de trabajo, del maestro, del profesor, del hermano.
 Las diferencias entre dos o más personas son inevitables y necesarias. El consenso viene por la complementación de las diferencias, y el resultado puede ser grandes ideas, proyectos y soluciones que jamás se encontrarían de no existir una relación.  
Las relaciones interpersonales funcionan siempre que estén formadas por personas  sanas emocionalmente, en realidad no puede haber relación cuando las personas está contaminada con emociones y manifestaciones de la carne.  Nuestras emociones deben ser sanas. Y para que sean sanas, por parte de nosotros debe existir una actitud habitual que me he atrevido a llamar APS de las relaciones.
Amarnos unos a otros
Perdonarnos unos a otros
Servir unos a otros. 
  1. Amarnos unos a otros, es un mandamiento de Dios. No es un consejo que puedas tomar o no. No es una opción. Entendamos por amor, esas acciones extras y desinteresadas de nuestra parte por el bienestar de otro. Ese sacrificio o precio que pagas por fortalecer el espíritu de otra persona, sabiendo que los más beneficiados somos nosotros mismos. Es una manera intencional de sanar nuestras emociones. Manifestaciones como tolerancia, respeto y atención por otros son testimonio y expresión  clara de amor.  No me refiero al amor carnal, sino a ese que supera todo argumento romántico, ese amor que es sufrido, que todo lo cree, que no se jacta de nada y que todo lo entrega. Tolerar es una actitud madura de aceptar, comprender y entender las diferencias que compartimos en una relación. No es manipular ni usar estrategias persuasivas para modificar a nuestro antojo o imperativamente el comportamiento y conducta de otros, de modo que se parezcan a las nuestras. El amor no obliga.  
  2. Perdonarnos unos a otros, es la única forma de sanar nuestro corazón. Es liberarnos. Es liberar a otros. Es fortalecer las relaciones para restaurar en algunos casos hasta la confianza perdida. Los lazos más fuertes son aquellos que reconocen al perdón como una virtud exclusiva de los valientes para mantener la unidad, la armonía y comunicación de una relación. Jesús, aun en el peor momento de su vida, intercedió para que fuéramos perdonados. Los diferentes caracteres de las personas podrían llevarnos a climas ofensivos dentro de una relación. A veces queriendo y otras sin querer. Nuestras emociones no deben arrastrar ofensas y heridas, rencores y odios; esto nos discapacita para formar amistades, equipos, familias, matrimonios, etc; ademas es una forma de quemar puentes que nos aíslan y encarcelan en la soledad. El perdón debe ser un estilo de vida. Es un automonitoreo con el fin de garantizar nuestra paz. El perdón es la mejor manera de construir puentes, es el determinante paso de una reconciliación posible, que une, que sana, restaura y fortalece relaciones. Es una decisión que nos incluye inmediatamente en una vida de paz y bienestar. Perdonar y pedir perdón es medicina para nuestros huesos y enfermedades. Si mantenemos una actitud de orgullo dentro de nuestra familia, equipo, empresa  o comunidad; es como si quisiera abrazar a alguien con los brazos cruzados. 
  3. Servir unos a otros. No hay manera más efectiva de consolidar una relación que la de servir a otros. Sin esperar nada a cambio. Nuestra generosidad es manifiesta mediante el servicio. Estar atentos a las necesidades del otro es una virtud que solo se logra mediante una excelente relación con el Padre Celestial. Nuestro servicio debe ser sin distinción. Jesucristo aplaude el servir a aquellos que no puedan devolverte el favor. Servir es ver la gracia que Dios pone en otros, y honrarla.  Muchas relaciones se han restaurado, recuperado y reconciliado por un sencillo y oportuno acto de servicio. El mundo nos enseña a no humillar el orgullo  ante aquellos que no coinciden con nuestros pensamientos, pero Jesucristo ordena que debemos orar aun por nuestros enemigos. La solidaridad, la benignidad y la bondad son manifestaciones de Dios que solo pueden activarse mediante el servir a los demás. Servir es un acto de justicia; es dar de gracia lo que de gracia recibimos.
 Por último deseo resaltar la importancia de las relaciones para Dios. No solo demuestra su importancia en las frases "unos a los otros"; sino que Dios sabe que en toda relación rota o no sana,  una de las partes, debe dar su brazo a torcer por el bien y consolidación de un vínculo. Una de las partes debe decidir sacrificar algo. Cuando el pecado entro al hombre, este perdió su posición respecto al Padre. El pecado nos separo de la gloria de Dios. Pero el Padre no estaba interesado en esta separación, pues no era su plan inicial, por ello tomo la decisión de enviar a su hijo a Amar, Perdonar y Servir a la humanidad y a enseñarles este estilo de vida. Finalmente para reconciliarnos con El, sacrifica a su hijo. Por su sangre somos reconciliados con El. Por eso, tenemos derecho a acercarnos al Padre con confianza: Abba Padre o Papa o Papito! nuestra relación con El es sana y así debemos mantenerla. 

 Si deseas restaurar tu relación matrimonial, laboral, familiar, escolar o comunal, debes amar, perdonar y servir, usa el APS de las relaciones; sacrifica lo que tengas que sacrificar por el bien de tus emociones y la paz y bienestar de tu vida. Las relaciones interpersonales son la universidad que moldea nuestro carácter, cada persona que Dios permite en nuestras vidas viene con un propósito, son los maestros que Dios crea para que nos afilemos. El hierro con hierro se afila, y un hombre aguza a otro, dice el proverbio de Dios. 

Pedro Reyes